Morelia, Michoacán.- Entidades federativas superaron el promedio nacional de la tasa de mortalidad a causa del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el cual es de 3.62 defunciones por cada 100 mil habitantes y se detectó que algunas de las regiones más afectadas son zonas rurales, como consecuencia de que los servicios para atender estos padecimientos se han concentrado en las grandes ciudades.
De acuerdo con el informe presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, a propósito del Día Internacional de la Lucha contra el Sida, las tres entidades con la tasa más elevada, hasta 2020, fueron Quintana Roo, con 10.25 defunciones; Colima, con 9.4, y Campeche, con 7.52.
Datos más recientes, proporcionados por la Dirección de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedades Transmisibles, también señalan que Quintana Roo ocupa el primer lugar con la mayor tasa de casos nuevos diagnosticados, hasta la primera mitad del 2021, ya que sumó 25.29 por cada cien mil habitantes.
Ayer fueron iluminados edificios y monumentos emblemáticos de la CDMX.Foto: Cuartoscuro
En la lista, el segundo lugar también fue Colima, que registró 14.23; le sigue Yucatán, con 12.73; Tabasco, con 11.51, y Campeche, con 9.52.
Otros estados que contaron con una tasa por encima de 4.85 muertes por cada 100 mil habitantes son Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Yucatán.
Mientras que la Ciudad de México, Morelos, Jalisco, Sonora, Tamaulipas y Chiapas se encuentran en el rango de 3.46 a 4.42 defunciones.
Al observar el mapa, destaca que la zonas con el indicador más alto se encuentran en el sureste, centro, y partes del noroeste y noreste del país; es decir, algunas de las regiones que concentran principalmente a la población rural.
Roberto Vázquez Campuzano, académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, afirmó que la alta tasa de mortalidad está directamente relacionada con la falta de diagnóstico, que deriva en la falta de tratamiento, lo que han observado como una consecuencia de la distribución inequitativa de los centros médicos para atender este padecimiento.