Ayer lunes, la iglesia católica realizó un llamado a todos sus seguidores para unirse a una “Jornada de Oración por la Paz” luego de que ocurriera el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la zona de la Sierra Tarahumara, en Chihuahua.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús dijeron que “los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirnos para pedir por la paz”.
Posteriormente en la conferencia de prensa desde el Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo lo siguiente:
“Celebro el comunicado de la iglesia católica y de los jesuitas porque están hablando en su comunicado de ayudar para que entre todos construyamos la paz, es otro tono sí estoy de acuerdo”.
El presidente también resaltó:
“Entender que todos los seres humanos nacemos buenos no somos malos por naturaleza son las circunstancias las que llevan algunos a tomar el camino de las conductas antisociales”.
A las críticas ocurridas la semana pasada después del asesinato de los dos sacerdotes también se unieron algunos rectores de universidades jesuitas, uno de ellos dijo que México es “un estado fallido” y que dentro de este todavía está la “ley de la selva”.
Ante estos comentarios el dirigente del país solo cuestionó “¿qué quieren entonces los sacerdotes, qué resolvamos los problemas con violencia? ¿Vamos a desaparecer a todos? ¿Vamos a apostar a la guerra?”, además mencionó que los religiosos se habían quedado callados en sexenios anteriores en donde se daba la práctica de “mátalos en caliente” y preguntó ¿por qué la hipocresía?