Unas horas después de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, José Ángel Casarrubias Salgado le escribió por chat a su hermano mayor, Adán, alias “El Tomate”: “Se nos metieron los contras con los ayotzinapas y hubo una vergaseraaa”.
Esta y otras comunicaciones secretas entre líderes de Guerreros Unidos establecidos en Chicago y operadores del mismo cártel en Guerrero hoy pueden conocerse debido a que el gobierno de los Estados Unidos entregó a México más de 4 mil mensajes e intercepciones telefónicas, algunas de las cuales hoy pueden leerse en el informe de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia (COVAJ) del Caso Ayotzinapa.
Los archivos de la Fiscalía estadunidense, a los que MILENIO tuvo acceso, revelan que uno de los intereses centrales de la justicia de aquel país radica en el tráfico de heroína de Guerrero hacia Chicago, una ruta en la que el “quinto autobús” que transportaba a varios estudiantes tiene un lugar preponderante.
Sin embargo, las autoridades norteamericanas han solicitado que se mantengan en reserva para no afectar las investigaciones: “El gobierno solicita a este Tribunal que ordene que la divulgación de las solicitudes, declaraciones juradas y órdenes judiciales, así como cualquier grabación, informe y otros materiales que puedan ser entregados en relación con este asunto están sujetos a las condiciones establecidas en la orden de protección propuesta”.
La Fiscalía justifica su petición en la protección de los intereses de privacidad de las personas, incluidos los terceros, que fueron interceptados en la vigilancia electrónica pero que no han sido acusados al día de hoy.
El gobierno de Estados Unidos reconoce que no solo tiene chats de las conversaciones de los hermanos Casarrubias Salgado, sino que cuenta con otras intervenciones telefónicas que conectan una investigación sobre tráfico de heroína con los acontecimientos ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala.