Tras recuperar los restos de la fosa común, realizar pruebas genéticas y confirmar su identidad, los familiares de Braulio sepultaron ayer los restos del menor en el panteón de Los Rosales de Nezahualcóyotl, Estado de México.
En 2016, Braulio tenía 13 años y salió de Neza para dirigirse al metro Pantitlán, donde su mamá tenía un puesto de tacos y en el que le ayudaba. Sin embargo, ya no llegó al negocio de su madre, porque fue atropellado por un vehículo que lo arrastró por casi un kilómetro.
El cadáver del menor quedó gravemente lesionado y fue trasladado a la Cruz Roja de Balbuena, donde finalmente murió, pero al no llevar ninguna identificación, las autoridades capitalinas decidieron enviar su cadáver a una fosa común de la Ciudad de México.
Durante seis años, los padres de Braulio lo buscaron incesantemente, pero fue hasta el 8 de abril cuando la dependencia notificó a la familia que el cuerpo de Braulio se encontraba en la fosa común del Panteón Dolores de la Ciudad de México. El padre del menor relató que el médico que lo atendió lo registró como una persona de 20 años.
El cuerpo no fue reclamado por lo que estuvo un mes en el Servicio Médico Forense capitalino y después lo enterraron en calidad de desconocido en la fosa común del panteón de Dolores.
Mientras que el conductor que arrolló y causó la muerte de Braulio fue detenido y sentenciado, según versión de las autoridades.
El padre del menor dijo que luego de que fueron notificados sobre el hallazgo de su hijo, realizaron los trámites de inhumación, análisis de genética dónde participó una antropóloga forense independiente, que confirmaron que los restos que se encontraban en ese sitio eran los de Braulio.
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