Nos despedimos de Leonardo Nierman Mendelejis, el renombrado pintor y escultor mexicano, cuyo legado artístico se caracteriza por el uso de colores vibrantes. Desde sus primeros años en la década de 1950, Nierman fue influenciado por destacados artistas como Kandinsky, Klee, Miró y Chirico, así como por corrientes artísticas como el arte abstracto, el cubismo y el surrealismo.
Aunque Nierman estudió el violín durante 20 años, su encuentro con una grabación de su propio concierto en el Palacio de Bellas Artes lo llevó a abandonar ese instrumento, que en el futuro se convertiría en una fuente de inspiración para su creación artística. En una ocasión, mientras paseaba por el Centro de la Ciudad de México, descubrió una caja de lápices de colores resguardada en una vitrina de cristal en una calle cercana. Atraído por el orden cromático, decidió llevársela a casa, donde permaneció guardada por mucho tiempo.
En una entrevista, Nierman reveló que un día, sin ánimo de hacer nada en particular, decidió sacar los lápices de colores y comenzar a jugar con ellos, lo cual reflejaba el enfoque que tenía en la vida: permitir que las cosas ocurrieran en su propio tiempo. Con el tiempo, su obra artística se consolidó y fue considerada una mezcla entre la abstracción y el expresionismo. Aunque el artista afirmaba no saber exactamente “qué era” lo que pintaba, la armonía y el movimiento se mantuvieron como elementos recurrentes en sus obras, dos aspectos musicales que lo acompañaron durante toda su vida.
La carrera de Leonardo Nierman como pintor comenzó cuando convenció al decano de la escuela de negocios donde estudiaba de permitirle pintar un mural en el auditorio en 1956. Sin embargo, fue gracias a la invitación de la historiadora Raquel Tibol para exhibir su trabajo en el Centro Deportivo Israelita de la Ciudad de México que su arte comenzó a ser reconocido y viajar por todo el mundo.
Las obras de Nierman han sido exhibidas en importantes recintos, como la Galería de Arte Moderno del Museo de Arte de Nueva York, la Galería de Arte Memorial de Rochester, la Galería Vaticana y el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, entre otros. Además, sus murales y esculturas han adornado espacios en la Universidad de Princeton y diversas bibliotecas en Canadá, respectivamente.
Tras su fallecimiento el pasado 7 de junio, la comunidad judía rindió homenaje a Leonardo Nierman en el recinto Bet Hajaim Antiguo de la Kehilá, en la Ciudad de México, donde estuvieron presentes sus hijos Claudia, Mónica y Daniel Nierman Ptak.