El asesinato de Fernando Villavicencio, candidato presidencial ecuatoriano, resalta su valiente enfrentamiento con las estructuras criminales locales, incluido el grupo armado Los Choneros, vinculado al Cartel de Sinaloa.
El político ecuatoriano asesinado, Fernando Villavicencio, había denunciado en un video las amenazas de un grupo criminal semanas antes de su trágico fallecimiento. Villavicencio, candidato presidencial de Ecuador, afirmó que Los Choneros, un brazo armado local del Cartel de Sinaloa, le advirtieron que tomarían represalias contra él y su equipo de campaña si continuaban denunciándolos públicamente.
En el video, ampliamente difundido en línea, Villavicencio declaró: “Esto lo que hace es confirmar que, efectivamente, nuestra propuesta de campaña afecta gravemente a estas estructuras criminales. Y aquí estoy yo, dando la cara. No les tengo miedo. 20 años me he jugado en este país en contra de estas estructuras delictivas, y les reitero: no les tengo miedo”.
El asesinato de Villavicencio ocurrió en la tarde del miércoles después de un acto de campaña en la capital ecuatoriana, Quito. El político de 59 años había sido miembro de la Asamblea hasta su disolución y lideraba la comisión de Fiscalización antes de postularse como candidato del Movimiento Construye. Aunque las encuestas lo ubicaban en el cuarto o quinto lugar entre los candidatos a la presidencia, Villavicencio se destacaba como un defensor incansable contra la corrupción bajo el lema “Es tiempo de valientes”.
El asesinato de Villavicencio no solo es un triste recordatorio de los riesgos que enfrentan los candidatos políticos en medio de la lucha contra el crimen organizado, sino también resalta la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad y protección para los aspirantes y figuras públicas. La valiente confrontación de Villavicencio con las estructuras criminales locales deja en claro la importancia de la resistencia y la determinación en la búsqueda de un cambio positivo en la sociedad.