Seis empleados, dos hombres y cuatro mujeres, del establecimiento “Black Royce” en Naucalpan, enfrentan cargos por el homicidio de Iñigo Arenas. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México presentó pruebas que implican su posible participación en la muerte del empresario ocurrida el 6 de agosto dentro del bar.
Tras una audiencia extensa, una jueza de control consideró que había suficientes indicios para proceder con el proceso penal. La autoridad judicial decidió iniciar el proceso legal contra los seis empleados por su presunta implicación en el delito de homicidio. Se estableció un plazo de dos meses para concluir la investigación complementaria, y se mantuvo la medida de prisión preventiva para todos los involucrados.
El incidente ocurrió cuando Iñigo Arenas llegó al bar “Black Royce”, donde trabajaban los empleados mencionados. Se alega que cuatro mujeres, posiblemente involucradas, le suministraron una sustancia desconocida, lo que contribuye a la teoría de la Fiscalía. Luego, persuadieron a Arenas de subir a un área VIP en el segundo piso, donde se les unieron dos hombres y cuatro mujeres más. Allí, se le sirvieron cuatro botellas de bebidas alcohólicas, y se hizo un cargo a su tarjeta bancaria.
Una de las detenidas alertó a Carlos Daniel, encargado de seguridad, sobre el malestar de Arenas. Se intentó reanimarlo y se llamó a los servicios de emergencia, trasladando al empresario a otra área del bar cerca de la salida de emergencia, donde finalmente murió. La Fiscalía inició una investigación por homicidio, presentando pruebas que señalan a los seis empleados como posibles responsables.
Los empleados fueron arrestados y están bajo custodia en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tlalnepantla. Se emitió una orden de aprehensión en su contra y quedaron a disposición de un juez.