Marcelo Ebrard defendió su posición crítica sobre la realización del proceso interno de Morena con estas palabras: “No soy alguien que actúe impulsivamente sin razón, y mucho menos alguien que no pueda aceptar que no gané en la encuesta”. Explicó que no asistió al evento debido a que consideró una falta de respeto que no se permitiera la entrada de su equipo al proceso de escrutinio final.
Durante varias semanas, hizo varias observaciones y críticas con respecto a la ejecución y el recuento de las encuestas, pero lamentablemente, estas preocupaciones no fueron atendidas ni por el Consejo Nacional del partido ni por su liderazgo. Esto, según él, representó una omisión y una falta de equidad en el proceso.
Afirmó que su objetivo no era simplemente un acto de descontento impulsivo, sino que sostenía que la única manera de legitimar este proceso sería a través de una repetición, dado el alto porcentaje de papeletas anuladas y las irregularidades previamente señaladas por su equipo.