Monserrat Hernández/Grupo Marmor
La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió que cada 15 de noviembre se conmemore el Día Mundial sin Alcohol para concientizar a la ciudadanía sobre las consecuencias sanitarias y la posibilidad de desestructurar el entorno familiar que origina el desmedido consumo de bebidas alcohólicas. Asimismo, se pretende fomentar la responsabilidad en el consumo de alcohol, especialmente en jóvenes.
Por lo anterior, de acuerdo a datos de 2022 retomados de la investigación de Fundaciones Sociales, se estima que el consumo anual de alcohol en México es de 4.4 litros por persona en promedio. El 70% de la población consume alcohol y cerca de 27 millones de mexicanos tienen un consumo nocivo o problemático con la bebida. Incluso, la ingesta de bebidas alcohólicas comienza desde edades muy tempranas.
En el siglo XX el alcoholismo fue declarado como enfermedad, siendo la principal causa de las 3 millones y media de muertes cada año, debido a los accidentes de tráfico que ocasionan, así como los traumatismos y discapacidades que afectan a unas 50 millones de personas.
Por ello, es necesario controlar la frecuencia y la cantidad de alcohol que consumimos, por sus efectos nocivos a mediano y largo plazo para la salud en general, y para el cerebro en particular.
En ese sentido, la OMS se ha comprometido a recomendar a los gobiernos la adopción de medidas, estrategias y políticas apropiadas con el fin de reducir los problemas ligados al consumo excesivo de bebidas embriagantes; una de ellas, es la regulación de la comercialización de bebidas alcohólicas a menores de edad.
