Monserrat Hernández/Grupo Marmor
Sin duda, uno de los elementos más típicos de las celebraciones en México son las piñatas, símbolo reconocido internacionalmente de la cultura mexicana. El mes de diciembre y en el marco de las posadas, es cuando mejor se puede apreciar esta histórica tradición.
Las piñatas en México tienen su origen en el ex convento de San Agustín, en Acolman, Estado de México, ya que en 1586 los frailes agustinos recibieron autorización del Papa Sixto V para celebrar las “misas de aguinaldo”, que más tarde se convertirían en lo que hoy conocemos como posadas. Dichas misas tuvieron lugar los días previos a la Navidad y fue en ellas cuando los frailes introdujeron la piñata.
La piñata original era una olla de barro a la que se le adjudicaron una serie de simbolismos propios de la religión católica, por ejemplo, se le agregó papel de colores para hacerla más vistosa y representar los placeres superfluos o ‘innecesarios’. Los siete picos representan los sietes pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, los cuales debían ser destruidos con los ojos vendados (haciendo alusión a que la fe es ciega), con la ayuda de un palo que demuestra la virtud de las tentaciones.
Finalmente, los dulces, la fruta de temporada y juguetes dentro de la piñata, representan las riquezas del reino de los cielos que se otorgan como premio a la fe y a la perseverancia. Asimismo, la tradición marca que las personas antes de romper la piñata tienen que girar varias veces sobre su propio eje para que pierdan la orientación y el equilibrio.
A su vez, el resto de los asistentes forma un círculo en torno a la persona y la anima entonando las siguientes rimas:
¡No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata! ¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino! Ya le diste una, ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó.
Sin importar el símbolo moral que se le ha atribuido a la piñata, estas siguen siendo las protagonistas de la época decembrina, además con su exposición y venta se contribuye a la economía local.