Después de dedicar su vida a la sexología y obtener reconocimiento internacional, la señora Alma Espinoza Garza viuda de Durán, de 84 años, se enfrenta al miedo de quedarse sin un hogar donde pasar la noche, ya que se encuentra completamente sola.
A pesar de haber enviudado hace 50 años, la herencia que recibió de su difunto esposo fue dividida entre sus 6 hijos, optando ella por renunciar a su parte en la constructora familiar, confiando en que sus hijos se encargarían de su bienestar.
Inicialmente, uno de sus hijos le proporcionaba una ayuda mensual de 2 mil pesos, pero cesó cuando se enteró del maltrato económico por parte de su hija y su yerno. La condición para continuar recibiendo esta ayuda es que inicie acciones legales contra ellos.
En sus últimos años, su deseo es encontrar compañía, considerando un asilo como su primera opción, o la posibilidad de ser acogida por una familia que la adopte como abuela.