Monserrat Hernández/Grupo Marmor
En una revisión histórica al año de 1825, encontramos en datos del portal digital del Gobierno de México que, durante el 25 de marzo de ese año, se instaló en nuestro país la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), considerada como una de las instituciones más antiguas e importantes del Estado mexicano y pieza clave de nuestra historia como nación libre.
En los tiempos en que México nació a la vida independiente, las dos instancias supremas de administración de justicia eran las Audiencias Territoriales de México y Guadalajara, que funcionaban como tribunales de apelación en asuntos civiles y criminales. Sin embargo, resultaba urgente crear un sistema judicial más adecuado a la nueva realidad política del país.
Aunque durante el Primer Imperio se creó un Supremo Tribunal de Justicia en reemplazo de la Audiencia de México, fue imposible su instalación debido a la caída del gobierno de Agustín de Iturbide.
Por ello, la tarea recaería entonces en el Congreso Constituyente de 1823-1824, el cual dio forma a una Suprema Corte de Justicia, diseñada para adecuarse a un sistema republicano y federal.
Uno de los mayores debates en el Congreso sobre el nuevo organismo jurídico tuvo que ver con el nombre, pues algunos diputados, consideraron que la palabra “Corte” estaba muy relacionada con las antiguas instituciones coloniales, sin embargo, el término se adoptó porque permitía una clara distinción de las diversas instancias judiciales.
De esta manera, a mediados del siglo XIX, la SCJN ya se había convertido en el órgano encargado de interpretar la Constitución y proteger los derechos fundamentales de los mexicanos.