Monserrat Hernández/Grupo Marmor
Los alimentos transgénicos son aquellos que se han obtenido a partir de la modificación genética de la estructura original de los cultivos, haciendo que se obtengan características favorables para su producción.
Dicha modificación permitió que durante décadas se pudiera responder a la necesidad alimentaria de la población del planeta entero, ya que las poblaciones aumentaron drásticamente y por ello la demanda de alimentos también lo hizo.
Sin embargo, a partir de la preocupación de que el consumo constante de alimentos transgénicos pudiera afectar la salud de los consumidores de este tipo de productos, el 8 de abril de 2006 se creó el Día Internacional de Oposición a los Alimentos Transgénicos.
Esta fecha tiene el objetivo de visibilizar la imposición y la desinformación acerca de los riesgos y desventajas de los transgénicos en la dieta alimenticia, incentivando el cultivo sostenible y la producción de alimentos para el consumo humano libres de transgénicos.
Por ejemplo, entre los principales riesgos o desventajas de los alimentos transgénicos que destacan organizaciones internacionales están: desplazamiento de cultivos tradicionales, tales como sorgo, trigo y cebada; reacciones alérgicas y tóxicas por el consumo de estos alimentos; uso continuo de los suelos sin rotación, generando degradación y compactación de los mismos, así como aplicación de fertilizantes químicos, agrotóxicos y herbicidas altamente contaminantes.
Independientemente de los argumentos en pro o en contra de la utilización de los alimentos modificados genéticamente, es necesario encontrar un equilibrio, para que nuestro consumo de alimentos pueda integrarse en ambos, de esa manera, se obtendrán los beneficios y ventajas de uno, sin tener que comprometer aspectos culturales, ecológicos y de salud del planeta entero.