En una trágica coincidencia, el joven Christian Eduardo Rico Viesca, desaparecido desde hace casi un año, fue encontrado muerto en la misma colonia donde fue visto por última vez. Su cuerpo sin vida fue hallado el 1 de mayo en una finca en la calle Circuito Salvador #260, clúster 32, gracias a la colaboración de un colectivo de búsqueda de personas desaparecidas.
El descubrimiento se produjo tras una llamada anónima que alertó al colectivo sobre la presencia del cuerpo de Christian en la finca mencionada. La identificación del joven se logró gracias a sus tatuajes distintivos: una cruz con rosas en el antebrazo izquierdo y un ancla en el derecho. Estos detalles permitieron a los miembros del colectivo establecer contacto con la familia de Christian.
La desgarradora confirmación de la identidad del cuerpo se produjo en una transmisión en vivo realizada por el colectivo. La madre de Christian, al reconocer los tatuajes de su hijo, pudo confirmar su identidad y establecer contacto con el grupo de búsqueda. Esta revelación puso fin a meses de incertidumbre para la familia, aunque la noticia fue devastadora.
El cuerpo de Christian, que presentaba signos de descomposición de aproximadamente un mes, fue entregado al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para su identificación oficial y la determinación de la causa de muerte. Las autoridades locales han anunciado que investigarán a fondo el caso para encontrar a los responsables de su muerte y desaparición.