Mitos y realidades sobre el impacto del calor en las personas

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Fer Coronel/Grupo Marmor

Morelia, Michoacán; 27 de mayo del 2024.- Con la llegada de las altas temperaturas, se escuchan comentarios, surgen miradas y hasta sensaciones propias que provocan la curiosa pregunta de ¿realmente la gente se pone ‘caliente’ durante los días más cálidos? y aunque la ciencia aún no ha llegado a una conclusión definitiva, hay varios factores que sugieren una posible conexión entre el calor y el incremento del deseo sexual.

La luz solar es conocida por aumentar los niveles de vitamina D en el cuerpo, y es esta vitamina a su vez la que puede incrementar la producción de testosterona, una hormona clave en el deseo sexual tanto en hombres como en mujeres; un estudio realizado por la Universidad de Graz en Austria encontró que los niveles de testosterona en los hombres eran más altos en los meses de verano, lo que podría contribuir a un aumento del libido.

Durante el día es común ver a las personas usando ropa más ligera y reveladora, este cambio en la vestimenta puede aumentar la atracción física y el deseo sexual; también el buen clima generalmente se asocia con interacciones sociales al aire libre que pueden incrementar las oportunidades de encuentro, y aumentar el interés sexual elevando los nieves de oxitocina.

El calor puede aumentar la sensación de vitalidad y energía, lo que también podría influir en el deseo sexual, sin embargo es importante notar que el exceso de calor puede tener el efecto contrario, causando incomodidad y disminuyendo el interés sexual.

A pesar de estos factores, no todos experimentan un aumento del deseo sexual con el calor, porque es el estrés térmico, la deshidratación y la fatiga asociada con las altas temperaturas las que pueden reducir el libido en algunas personas, aunado al malestar físico provocado por el calor excesivo puede contrarrestar cualquier posible aumento en el deseo sexual.

Mientras que hay indicios que sugieren que las altas temperaturas pueden incrementar el libido debido a factores hormonales, psicológicos y sociales, las respuestas individuales varían considerablemente; factores como la incomodidad y la deshidratación pueden moderar o incluso disminuir este efecto, por lo que la ciencia aún necesita explorar más este fenómeno para llegar a conclusiones más definitivas.