El 7 de junio de 1999, Paco Stanley hizo su última aparición en la televisión, pocas horas antes de ser asesinado. A 25 años de su trágica muerte, su última transmisión en el programa matutino “Una Tras Otra” sigue siendo recordada por sus seguidores y la televisión mexicana. Stanley fue acribillado al salir de un conocido restaurante en Jardines del Pedregal, dejando un vacío en el mundo del entretenimiento.
El querido presentador tenía 56 años cuando fue atacado por un grupo armado. Este caso se convirtió en uno de los más enigmáticos de la farándula, involucrando a miembros de su equipo como Mario Bezares, Paola Durante y Jorge Gil en las investigaciones. Bezares y Durante enfrentaron cargos de homicidio calificado y estuvieron un año en prisión, según la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
Horas antes del fatídico ataque, Stanley estaba en el foro de TV Azteca transmitiendo su último programa, una emisión que pasaría a la historia debido a diversas peculiaridades que alimentaron teorías sobre su intuición del destino trágico que le aguardaba. Desde el saludo inicial con una broma sobre la fecha, hasta su interacción cargada de humor negro con sus co-presentadores, cada detalle de ese programa ha sido minuciosamente analizado.
Durante el programa, Stanley saludó a los televidentes con una broma sobre la fecha, diciendo: “Muchas gracias por estar con nosotros este domingo 27 de octubre de 1914”. Al presentar a Mario Bezares, destacó que éste llevaba una bota especial por una lesión en el pie, aunque no dejó que esto impidiera sus populares bailes. El humor de Stanley fue notorio en sus bromas hacia Bezares y Jorge Gil, llamando a Gil “incoloro” y “el angustias”.
Uno de los momentos más icónicos de ese día fue cuando Stanley golpeó a Bezares con unos papeles después de pedirle repetidamente que no lo hiciera, exclamando “¡Págales!”. Bezares, visiblemente molesto, le respondió: “Con los papeles ¡no!, Paco”. Esta interacción ha sido interpretada por algunos como una señal de tensión real entre ambos.
El momento más emblemático del último show de Stanley fue cuando recitó el poema “El orgullo de ser”. En un reflexivo y emotivo segmento, Stanley enfatizó la importancia de valorarse a uno mismo y superar los obstáculos. Sus palabras finales, “¡Quiérase, apapáchese! Porque en usted, solamente en usted, radica la grandeza de la vida. Por favor, quiérase y supérese”, resonaron aún más después de su muerte, dejando un mensaje perdurable a su audiencia.
En su despedida, Stanley expresó: “Todos necesitamos un levantón de ánimo, gracias a Dios que estoy viviendo, Dios mío qué suerte he tenido de nacer… quiero decirle una mala noticia, ya nos vamos”, concluyendo así su última emisión. La transmisión de ese 7 de junio de 1999 sigue siendo un recuerdo imborrable en la memoria colectiva de sus seguidores y de la televisión mexicana.