Fer Coronel/Grupo Marmor
Morelia, Michoacán; 08 de junio del 2024.- Nadia, graduada en Lingüística y Literatura Hispánica, nos aporta una reflexión detallada sobre el lenguaje inclusivo, un tema que ha generado debates en los últimos años.
Explica que el lenguaje inclusivo se compone de una secuencia de sonidos que están todos en el inventario del español, por lo que son familiares y reconocibles para los hablantes nativos, no se trata de sonidos extraños o impronunciables, lo que facilita su comprensión y uso, como ejemplo menciona la palabra “otres”, que es fácilmente reconocible porque es muy similar a “otros” u “otras”, con la única diferencia de la letra “e”.
En un principio, este cambio podría parecer sin sentido, dado que tradicionalmente la “o” denota masculino y la “a” denota femenino, sin embargo desde hace años se ha estado asociando el uso de la “e” con un tercer género neutro, de esta manera, la palabra “otres” adquiere un significado propio y puede ser utilizada en oraciones de manera comprensible.
Señala que, a pesar de que este uso no está aceptado en la Norma del Uso Estandarizado de la Lengua, la norma no tiene control absoluto sobre los fenómenos de cambio lingüístico. “El uso hace a la norma, no al revés”, afirma. Cuando un grupo suficientemente grande de personas adopta un cambio en la lengua, la norma eventualmente debe aceptarlo, esto siempre comienza en el habla cotidiana de la gente común.
Como ejemplo histórico, Nadia menciona que el español derivó del latín vulgar que hablaba el pueblo, evidenciando cómo los cambios lingüísticos profundos pueden surgir de usos populares, incorporar un tercer género neutro mediante la “e” representa un cambio estructural significativo en el español, y aunque no es difícil utilizar este cambio en el día a día, resulta complicado conceptualizar la existencia de un tercer género para los hablantes de español.
Finalmente, Nadia observa que los cambios en la lengua suelen ser orgánicos, graduales y a menudo pasan desapercibidos, en el caso del uso de la “e”, se encuentra en un proceso de gramaticalización, es decir, de incorporarse al complejo sistema de normas que rigen el uso de la lengua, esto indica que el lenguaje inclusivo está en camino de ser una parte aceptada y estructural del español.
El lenguaje inclusivo, a pesar de la controversia que genera, está arraigado en los mismos principios que cualquier otro cambio lingüístico: la adaptación y evolución constante de la lengua según el uso de sus hablantes, según Nadia, es cuestión de tiempo antes de que la norma se adapte a estos cambios, reflejando la realidad lingüística de una sociedad en evolución.