En la noche del lunes 10 de junio, un trágico suceso sacudió la tranquilidad de Coyula, en Atlixco, Puebla, cuando una turba enfurecida linchó a cinco personas, dejando solo a una mujer con vida. Los lugareños acusaron a las víctimas de ser responsables del robo de una camioneta en San Lucas Tulcingo, municipio de Tochimilco. A pesar de los intentos de las autoridades por intervenir, la masa iracunda superaba en número y amenazaba con violencia a quienes intentaban detener la brutal agresión.
La noche se tiñó de violencia cuando los pobladores capturaron a los sospechosos en la comunidad de Coyula, donde la furia desencadenó un acto de linchamiento. La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) confirmó la tragedia y lamentó la impotencia de las autoridades para detener la masacre, que resultó en la muerte de cuatro hombres, víctimas de golpes y linchamiento. La única sobreviviente, una mujer, quedó bajo custodia de los enfurecidos pobladores.
La situación se volvió aún más tensa cuando los pobladores amenazaron con quemar vivos a los policías que intentaban intervenir. La SSP informó sobre la difícil situación en Coyula, donde aproximadamente 450 personas se mantenían en actitud agresiva, bloqueando el acceso a servicios médicos y de emergencia, y rechazando todo intento de diálogo con las autoridades.
Ante el trágico incidente, las autoridades de los tres niveles de gobierno se comprometieron a permanecer en la zona y llevar a cabo las investigaciones pertinentes. La violencia desatada en Coyula puso de manifiesto la fragilidad del tejido social y la necesidad urgente de abordar las causas subyacentes de este tipo de violencia comunitaria.