La mayoría de las personas disfrutan de la refrescante brisa de un ventilador, pero es una realidad que el exceso de viento seca el aire.
Destacar, que cuando duermes, este aire seco puede afectar tu respiración y provocar alteraciones del sueño. Puede desencadenar alergias, además, el aire, los ventiladores también hacen circular polvo, ácaros, esporas, polen y otros alérgenos por la habitación.
Inhalar estos alérgenos podría desencadenar reacciones como estornudos excesivos, secreción nasal, ojos llorosos, picazón de garganta y dificultades para respirar y de ser propenso al asma, las alergias y la fiebre del heno, estos alérgenos de interior pueden empeorar tus síntomas.
La acumulación de alérgenos también es una de las desventajas de los colchones viejos, por lo que si dejas el ventilador encendido conviene protegerte con un protector a prueba de alérgenos.
Esto puede causar congestión y resecar la nariz y la garganta, ya que la sequedad excesiva desencadena la sobreproducción de moco, provocando sinusitis, dolores de cabeza y congestión nasal.
Para aliviar la sequedad, puedes beber un poco de agua, pero despertarte para beber una y otra vez interrumpe el sueño.
El aire frío que circula cerca de ti puede provocar contracciones musculares. Si ya tienes dolor muscular preexistente, puede empeorar cuando duermes con el ventilador encendido. El flujo concentrado de aire frío hace que los músculos se tensen y produzcan calambres.