Fer Coronel/Grupo Marmor
Morelia, Michoacán; 27 de junio del 2024.- Desde el 23 de junio llegaron a Morelia 39 jóvenes de 8 países diferentes para ser quienes den vida a la serie de conciertos que se llevarán a cabo hasta el 6 de julio, uno de estos jóvenes es Pedro Pablo Cruz de 28 años, trompetista que viene desde la ciudad de Santiago, Chile.
Relata que su labor en la música comenzó desde muy pequeño en la Orquesta Infantil de su escuela cuando tenía 11 años, pero verdaderamente su pasión comenzó en su adolescencia a partir de que escuchó el “Danzón no. 2” de Arturo Márquez, la estudió a detalle y al momento de presentarla tanta gente lo felicitó que decidió que la trompeta es para él.
Comenta que su principal motivación para seguir tocando su instrumento día a día es el hambre, y considera que más que ser una bella arte es un oficio por lo que tiene que estar en constante perfeccionamiento, pero en momentos como la temporada de conciertos de Sinfonietta es donde realmente se compromete en el disfrute de la música de una forma apasionada y completamente artística.
Con respecto a su experiencia como chileno en Morelia, reconoce la profunda riqueza cultural con la que contamos ya que nota las diferentes referencias históricas, gastronómicas y místicas que están en nuestra habla cotidiana, mientras que por sus compañeros músicos se ha sentido abrazado e inspirado.
“Hemos recorrido las calles cotidianamente y nunca había conocido algo como esto, donde hubiera tanta cultura visual, estoy muy impresionado que no paro de mirar los detalles, soy una persona que se fija mucho en los detalles y la cultura aquí es distinta, pero se parecen también mucho la personalidad de los chilenos con los mexicanos”, a palabras de Pedro Pablo.
A nivel personal, lo más difícil a lo que se tiene que enfrentar son las expectativas previas que siente que tiene que cumplir, especialmente al trabajar con un grupo de personas de alto nivel que pasaron un filtro e igualmente tienen su concepto de cómo se debería de trabajar, pero aclara que ya al convivir entre ellos se dan cuenta de que son humanos y la calidad debe de venir desde ahí.
En relación a su instrumento, la trompeta, señala que trata de limitar su práctica a 3 horas diarias por lo cansado que puede llegar a ser para los labios, pero sí está en un constante ‘estudio pasivo’ en donde escucha a conciencia la música, realiza partituras y analiza históricamente las obras antes de intentar tocar la pieza. Él es maestro de música, y contempla como estudio también el enseñarle esta bella arte a jóvenes.
Sus jornadas dentro del Festival de Verano Sinfonietta comienzan de 7 am en el desayuno donde algunos ya comienzan a hablar de lo que se va a hacer en el día, hasta los ensayos y los estudios que terminan a las 7 pm aproximadamente, pero la emoción de querer convivir con sus compañeros y conocer la ciudad hacen que sea un festival ’24/7′.