Michelle Rivas / Grupo Marmor
El equipo femenino de fútbol de Canadá sufrió una pérdida significativa en los Juegos Olímpicos debido a la suspensión de su entrenadora, Bev Priestman, por un período de un año. La sanción se impuso tras descubrirse que se había utilizado un dron para espiar las sesiones de entrenamiento de un equipo adversario, lo cual contraviene las normas establecidas.
La FIFA hizo pública la decisión el sábado, revelando que además de la suspensión de Priestman, la Asociación Canadiense de Fútbol (CSA) enfrentará una multa de 200.000 francos suizos, equivalentes a unos 226.000 dólares estadounidenses. Esta medida se dio a conocer un día después de que la entrenadora inglesa fuera removida de su cargo como líder del equipo canadiense para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Además de la sanción a Priestman, se han impuesto suspensiones a los funcionarios de la CSA, Joseph Lombardi y Jasmine Mander, quienes también recibirán una pena de un año sin poder participar en actividades relacionadas con el fútbol, como parte de las medidas disciplinarias.
La decisión refleja la seriedad con la que se toma la integridad en las competiciones deportivas, además la FIFA calificó el uso del dron por parte del equipo canadiense como una “violación” grave de sus principios y normativas.
Este caso subraya la importancia de cumplir con las reglas de ética y fair play en el deporte, y cómo las infracciones pueden llevar a consecuencias severas tanto para los equipos como para sus representantes oficiales.