#Galería | Tras su divorcio, vive con más de mil gatos

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Redacción / Grupo Marmor

Lynea Lattanzio, desde sus primeros años de vida, desarrollo una conexión profunda con los gatos, una pasión que mas tarde marcaría su existencia entera. En una entrevista la mujer dijo “He estado enamorada de los gatos y gatitos desde que tenia alrededor de 3 o 4 años. Es parte de mi ADN”.

Sin embargo, durante parte de su infancia en Madera, California, su padre no le permitía tener gatos, pues a este no le gustaban.

A pesar de esas limitaciones, su cariño por estos felinos, nunca despareció y así fue que a sus 23 años cuándo se casó, finalmente tuvo sus primeros gatos “Terminé con 3 gatos abisinios y un gato mestizo”. Este paso le dio inicio a su vida junto a los animales, pues su destino cambió drásticamente tras divorciarse a los 30 años. Soltera y sin hijos, decidió mudarse a una propiedad de 5 dormitorios en Fresno, California, residencia que se encontraba ubicada cerca del mar.

Fue en ese momento cuándo iniciaron los rescates. Lattanzio llevó a sus cuatro gatos a la nueva casa y comenzó a expandir su amor más allá de su propio hogar.

Era 1992 cuándo apenas instalada en su nueva casa, su padre le pidió que consiguiera dos gatitos para él, puesto que los de él habían fallecido.

Lattanzio fue a un refugio local pero no volvió solo con dos gatos, volvió con “15 gatitos y todos para ser alimentados con biberón” relató.

Aunque devolvió a estos gatitos una vez que estuvieron recuperados, comenzó a acoger más animales que necesitaban ayuda, hacia fin de año, había rescatado a un total de 96 gatos y gatitos. Ya vivía con 35 al mismo tiempo. “Teníamos cinco dormitorios y ellos estaban por toda la casa”.

El amor y la dedicación de Lattanzio hacia los gatos poco a poco transformaron su hogar en un refugio improvisado. Para mediados de los años 90, ya vivían en su propiedad 150 gatos, cifra que siguió aumentando. “Tenían peleas y corrían sobre mi cara, ahora tengo cicatrices. La última gota fue cuando uno de ellos vomitó en mi oído”, relató, evidenciando el sacrificio que implicaba convivir con tantos animales. Sin embargo, no estaba dispuesta a ceder, incluso ante los crecientes retos.

El consejo municipal le notificó que no estaba autorizada para mantener esa cantidad de animales en su hogar. “En esta zona residencial no se pueden tener tantos gatos; tienes dos semanas para deshacerte de 150”, fue la advertencia oficial. Enfrentada a este reto, tomó una decisión: ignoró la orden y continuó con su misión.

Fue un año después que los inspectores regresaron y se encontraron con un panorama aún más amplio pues, para ese momento, el número de gatos había ascendido a 350. A pesar de las quejas constantes de vecinos, el Departamento de Salud y la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (SPCA) concluyó que no había evidencia de maltrato, “Dijeron que yo no estaba haciendo nada malo y que mis animales estaban siendo bien cuidados. Ellos mismos pidieron que me dejaran en paz”, relató.

Finalmente, decidió mudarse a una casa móvil en la misma propiedad y ceder su hogar principal a los felinos. “Era ridículo y necesitaba espacio”, afirmo haciendo referencia a que dejaría su residencia para adaptarse a las necesidades de los gatos.

Actualmente su santuario abarca unas 4.9 hectáreas completamente valladas y diseñadas específicamente para el bienestar de más de 1.000 gatos. De estos 700 son residentes permanentes y alrededor de 300 gatitos se encuentran en proceso de adopción.

Cada rincón de la propiedad fue acondicionado para proporcionar un entorno seguro y adecuando “Comparten la casa de cinco dormitorios y los edificios de toda la tierra. Todo esta calefaccionado o tiene aire acondicionado”

Actualmente, planea mudarse a una nueva casa al otro lado de la calle con David, sus tres gatos y su bengalí llamado ringo. Aunque su vida sigue girando en torno al bienestar felino, esta decidida a encontrar tiempo para sí misa “Tengo casi 76 años. No he hecho nada por mí en 33 años. Es momento, eso es seguro”, afirmó reflexionando sobre los años dedicados exclusivamente a su misión.