Redacción / Grupo Marmor
A los 84 años de edad y en vísperas de año nuevo, murió Jocelyn Wildenstein, nacida en Suiza y famosa por sus rasgos felinos hechos mediante cirugías que le valieron de apodos en la prensa estadounidense, llamándola “catwoman” o “mujer gato” y “La novia de Wildenstein”.
Fue su pareja sentimental quien informó a la AFP (Agence France-Presse) que murió de una embolia pulmonar en Paris.
Jocelyne, fue una figura fija de los tabloides de Nueva York una gran parte de su vida adulta, debido a su escandalosa vida amorosa, su apariencia drásticamente cambiante y el gran pago que recibió en su divorcio con un gran influyente del mundo del arte.
Wildenstein a menudo restaba importancia al alcance de sus procedimientos cosméticos, afirmando que sus “ojos de gato” por los que era tan famosa, eran un rasgo familiar, o que los diversos cambios de peinados cambiaban su apariencia.
“Si te sientes bien con tus imperfecciones, con tu envejecimiento, entonces no deberías hacer nada”, le dijo a el fotógrafo Zed Nelson en 2006. “De lo contrario, todo se trata de elegir al médico adecuado”.
Jocelyn Périsset (el que era su nombre de soltera) pasó sus primeros años de vida en Lausana, Suiza. Cuando era niña, pasaba su tiempo nadando en lagos o esquiando en las montañas cercanas, su padre le inspiró amor temprano por los mamíferos africanos, según lo que contó en la revista Interview en 2023.
Cambio Suiza por París cuándo tenía poco más de 20 años, pero se aferró a ese sueño de niña, de viajar a África. Logró hacer varios viajes al continente antes de conocer finalmente al multimillonario comerciante de arte Alec Wildenstein, en un safari por Kenya en 1977.
Alec dijo en la revista Vanity Fair en 1988 que le habían pedido que matara a un león en la tierra de un vecino, y fue su futura esposa la que se unió. La pareja se casó al año siguiente, y la ahora ya señora Wildenstein consiguió su nueva residencia: OI Jogi, el que es el enorme rancho de la familia de su marido, ubicado en Kenya, el que se convirtió en su favorito de varios nuevos hogares internacionales.
Tras heredar OI Jogi a través de su matrimonio, instaló un recinto a prueba de balas parados tigres, un añadido adecuado a una propiedad que, se dice, incluía 200 edificios atendidos por más de 300 sirvientes. Jocelyn dijo para Vanity Fair, que ella y su entonces marido gastaban alrededor de US$ 1 millón al mes. Para ella un vestido de alta costura de Chanel, de costo US$350.000 valía la pena.
Su proyecto más duradero siempre fue su rostro, comenzó aproximadamente a un año de casarse con Alec, aunque ella lo negó durante mucho tiempo. Los dos buscaron “levantamientos de ojos para él y para ella”, pero Wildenstein fue más allá. Durante la mayor parte de su vida adulta, las esquinas exteriores de los ojos de Jocelyne, se inclinaron hacia las sienes, asemejándose a los felinos a los que tanto admiraba; su piel estaba tirante y sus mejillas tan altas en su rostro que no tuvo arrugas hasta bien entrada los setenta años.
El matrimonio que compartió con Alec, se había agriado en 1988, cuándo afirmó haber descubierto a su marido en la cama con otra mujer. Alec fue acusado de amenazar a su esposa después de que ella dijera que él le apuntó con la pistola cargada cunando ella entró en la escena en su ansión de Nueva York, que era compartida con otros miembros de la familia Wildenstein.
Después de un juicio muy polémico, se le ordenó a Alec pagarle a Wildenstein US$2.500 millones en un acuerdo de divorcio, y US$100 Millones cada año durante 13 años. Alec murió en 2008.
Tuvo otra pareja sentimental que fue polémica, se trata de Lloyd Klein, con el cuál tuvo varias peleas y apariciones públicas.
A pesar de su enorme acuerdo de divorcio en 1999, Wildenstein se declaró en quiebra en 2018. Ella mencionó al periódico británico The Times, que todavía estaba en quiebra a fines de 2023.
Gran parte de la vida de Wildenstein sigue siendo un misterio o un mito: su verdadera edad, el origen de su apariencia felina, a dónde fue realmente todo su dinero. Jocelyne había prometido contar su historia en una serie de HBO, que, según afirmó, se emitiría en 2023, pero el proyecto aún no se ha materializado. Aún así, la forma en que Wildenstein lo vio, no le importaba que la gente lo malinterpretara.
“No tengo nada que demostrar”, eso fue lo que dijo a Paper en 2018. “Al final, no me importa”.