Un joven causó revuelo en un vagón del Metro de la Ciudad de México al gritar con enojo sobre las injusticias del mundo. Denunció los asesinatos de niños palestinos por parte del Estado de Israel y arremetió contra el Vaticano y sectores del judaísmo, a los que acusó de ser “una cortina de humo” que oculta los verdaderos problemas globales.
A lo largo de su discurso, lanzó insultos y acusaciones de complicidad a ambas instituciones religiosas por, según él, guardar silencio ante crímenes humanitarios. Pasajeros grabaron el momento y los videos circularon rápidamente en redes sociales, donde las opiniones se dividieron.
Algunos lo calificaron como una voz valiente que denuncia sin filtros, mientras otros condenaron su tono agresivo y sus generalizaciones, señalando que rozan el antisemitismo y la intolerancia.
El episodio reabre el debate sobre hasta qué punto la rabia social puede expresarse libremente sin cruzar la línea del discurso de odio, y si estas manifestaciones provocadoras logran generar conciencia o simplemente se pierden en la viralidad.