Ulises Diaz || Grupo Marmor
En un curioso video que ha captado la atención en redes sociales, un ave se convierte en símbolo de la tranquilidad absoluta. Posada plácidamente sobre la ventana de un coche, la pequeña criatura ignora por completo los intentos de ser espantada. El cristal sube, baja, vuelve a subir… y ella, impasible, permanece ahí como si nada.
Lejos de alterarse, el ave parece disfrutar de ese vaivén mecánico, como si fuera una rama moderna que eligió para descansar. No muestra miedo ni estrés. Al contrario, transmite una serenidad desconcertante.
Para ella, no hay enemigos. Ni humanos, ni autos, ni cristales en movimiento. Solo un momento de calma en medio del caos. Quizás, en su aparente simpleza, se esconde una gran lección: a veces, lo mejor que uno puede hacer es simplemente no inmutarse.