Ulises Diaz || Grupo Marmor
En una tarde templada, teñida de oro por el sol que comienza a caer, un padre surfista se convierte en guía y sostén. Con su hijo sobre la espalda, se adentran en el mar, atravesando juntos el tramo más inestable, donde el equilibrio se pone a prueba y la paciencia se vuelve compañera.
El padre espera el momento justo, cuando la ola se forma con ritmo sereno y fuerza amable, una que no solo arrastra agua, sino también sueños. Entonces lo coloca de pie sobre la tabla. El niño, con el viento en la cara y el corazón palpitando, siente por primera vez el impulso del mar llevándolo.
Surcan juntos esa ola, en silencio, compartiendo algo más grande que el surf: una experiencia de libertad, confianza y alegría pura. El océano les regala mucho más que una aventura; les entrega un recuerdo eterno, una forma de volar juntos sobre el agua.