Ulises Diaz || Grupo Marmor
Durante semanas, una familia se preguntaba por qué su gato, acostumbrado a dormir en su mullida y costosa camita, había decidido rebelarse contra el confort. La respuesta llegó gracias a una cámara y una dosis inesperada de ternura.
El video revela el motivo del cambio de hábitos: cada noche, el minino se escabulle hasta la cama del hijo menor y, con una precisión que ya la quisiera un reloj suizo, se acurruca junto al niño. Lo más enternecedor ocurre segundos después, cuando el pequeño, medio dormido, lo arropa con cuidado y lo abraza como si de un peluche vivo se tratase. El gato, lejos de protestar, se entrega al sueño como si fuera su rutina de toda la vida.
Así se resolvió el enigma: no era que la cama del gato fuera incómoda, simplemente encontró algo mejor. Al parecer, ningún colchón supera al cariño humano… especialmente si viene con mantita incluida.