Ulises Diaz || Grupo Marmor
Un video falso, pero alarmantemente realista, ha comenzado a circular por redes sociales causando confusión, risas nerviosas y uno que otro susto legítimo. El metraje simula un reportaje televisivo donde un gigantesco socavón lleno de agua sucia se convierte en una trampa urbana: peatones desprevenidos caen uno tras otro, desapareciendo en el lodo como si la ciudad misma estuviera cobrando venganza.
La producción fue generada completamente con inteligencia artificial, pero logró engañar a miles de personas… incluida mi abuelita, quien al verlo palideció, soltó un “¡Dios mío, se los tragó la tierra!” y corrió a prender la vela del Santo Niño. No es para menos: la calidad del audio, los gestos de los supuestos reporteros, e incluso el estilo gráfico del noticiero son tan convincentes que por un momento, todos dudamos.
El video, aunque ficticio, parece más creíble que muchas transmisiones en vivo. Y en una ciudad donde los baches son más comunes que los árboles, lo que realmente asusta no es el video, sino lo fácil que es confundir ficción con realidad. La IA, con su capacidad para exagerar lo cotidiano, nos lanza una pregunta incómoda: ¿y si esta sátira digital no está tan lejos de lo que vivimos?
A fin de cuentas, si un hoyo virtual logra generar más conciencia (y miedo) que uno real… quizás lo que nos falta no es pavimento, sino un buen guionista de ciencia ficción al frente de obras públicas.