Redacción / Grupo Marmor
La capital iraní vive momentos de tensión y miedo ante una ola de bombardeos israelíes que no se veían desde la guerra con Irak en los años 80. Calles semidesiertas, comercios cerrados y largas filas en las gasolineras marcan la nueva realidad de sus nueve millones de habitantes.
Desde la madrugada del viernes, Israel ha lanzado una ofensiva que continúa con ataques dirigidos a objetivos estratégicos en todo el país, con especial foco en Teherán. Entre los sitios afectados están el cuartel general de la policía, depósitos de combustible, uno de los aeropuertos y varias zonas residenciales donde residían altos mandos militares y nucleares.
Sólo el primer día de la ofensiva, el viernes, murieron 78 personas. El sábado, un ataque a un edificio de 14 pisos dejó al menos 60 muertos, entre ellos dos comandantes militares. En la jornada del domingo se registraron cinco explosiones de coches bomba en distintas calles de la ciudad, según reportó la agencia estatal IRNA.
Los residentes describen la situación con angustia y temor. “No vivíamos algo así desde la guerra con Irak”, comentó un vecino que prefirió mantener su identidad en anonimato. Aunque crítico del régimen de la República Islámica, expresó amor por su país y rechazo a los ataques. “No estoy a favor de Jameneí, pero amo a mi país”, afirmó.
Para proteger a la población, el gobierno ha mantenido abiertas las estaciones de metro las 24 horas, que ahora funcionan como refugios aéreos, junto con mezquitas y colegios. También se cancelaron los exámenes universitarios y se postergó el funeral masivo que se planeaba para el martes, en memoria de varios altos mandos militares fallecidos, incluido el jefe del Estado Mayor, general Mohamad Hosein Baqerí, y el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salamí.
Por ahora, la ciudad se prepara para enfrentar más ataques mientras la población trata de sobrellevar el miedo y la incertidumbre que traen los bombardeos más fuertes en décadas.