Ulises Diaz || Grupo Marmor
Hay cosas que uno simplemente no debería hacer en la vida: mezclar leche con limón, revisar el celular de tu pareja… y subirse arriba de un cocodrilo como si fuera una tabla de surf. Pues bien, un hombre decidió ignorar la tercera y el resultado fue digno de un documental de animales narrado por alguien con sentido del humor.
En el video, que ya se ha hecho viral, vemos a este sujeto aparentemente conocedor del arte de convivir con criaturas que tienen más dientes que paciencia, montarse sobre un cocodrilo con total confianza, acariciarlo, y hasta juguetear con él como si se tratara de un minino y una ramita. El cocodrilo, por su parte, se muestra tranquilo… demasiado tranquilo.
Pero como en toda buena historia con tensión dramática, la amenaza no viene del protagonista visible. En este caso, un segundo cocodrilo se desliza sigilosamente desde un costado, como esos villanos que nadie ve venir hasta que ya es demasiado tarde. Y así fue. El hombre, quizás guiado por un sexto sentido o el súbito silencio incómodo de los espectadores, gira rápidamente para ver al segundo reptil… pero en su intento por evitar un peligro, se expone a otro.
Justo en ese instante, el primer cocodrilo ese que parecía estar en modo zen decide que ya fue suficiente show. Con un movimiento rápido y preciso, lo agarra de la muñeca y lo derriba con una técnica que muchos ya bautizaron en redes como “el ippon salvaje”. Fue un instante de caos: gritos, tensión y un giro que por suerte no ocurrió, porque si el cocodrilo hubiera empezado su famoso “rollo de la muerte”, probablemente estaríamos hablando de otra historia… y de una muñeca menos.
Afortunadamente, el animal soltó su presa. La mano del hombre sobrevivió. Su ego, no tanto. Las redes ya hicieron su parte con memes, ediciones dramáticas y títulos como “Cuando te crees Steve Irwin pero terminas como personaje de ‘Jackass’”.
Moraleja: si vas a jugar con cocodrilos, asegúrate de que no haya otro mirándote de reojo. Y si lo hay… al menos no les des la espalda. O mejor aún: no juegues con cocodrilos. Punto.