Una obra de arte que terminó en nada. Santiago Giménez marcó un espectacular gol de tijera al minuto 90 que pudo sellar una noche histórica para la Selección Mexicana en la Copa Oro. Sin embargo, el VAR arruinó la celebración al determinar fuera de lugar en la jugada previa.
El grito de gol quedó atorado en la garganta de millones de aficionados que ya festejaban el golazo del “Bebote”. La anotación fue anulada entre reclamos e incredulidad, dejando un amargo sabor a injusticia en los últimos segundos del encuentro.
El fútbol tiene estas cosas: la belleza de una jugada perfecta… y la frialdad del VAR.