Un video viral ha capturado uno de esos momentos deportivos que parecían destinados a la humillación pero terminaron en gloria. En un emocionante partido de pingpong entre dos niños, la tensión llegó al máximo cuando uno de ellos conecta un golpe decisivo. El rival, en un intento desesperado por alcanzar la pelota, se resbala justo cuando el primero celebra su aparente victoria. Sin embargo, con reflejos increíbles (o una pizca de suerte), el niño caído remata la bola directamente contra su contrincante, anotando un punto inesperado y memorable.
Como dice el dicho: “si hubiera querido hacerlo, no le habría salido”.