Lo que comenzó como una aventura terminó en tragedia. Paolo Sánchez Carrasco, un joven de 14 años apasionado por el senderismo y la naturaleza, fue encontrado sin vida en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, luego de varios días desaparecido. La noticia ha estremecido a la comunidad montañista y encendió las alarmas sobre los riesgos que implica ascender sin la preparación adecuada.
Según los reportes, Paolo se separó de su grupo durante una caminata en la montaña y no contaba con el equipo necesario para resistir las condiciones extremas del clima a gran altitud. Las bajas temperaturas, el terreno complicado y la falta de protección habrían sido factores determinantes en su fallecimiento.
Su historia ha tocado el corazón de miles. Paolo no solo era un amante de la aventura, sino un joven con sueños, energía y un profundo amor por la naturaleza. Su pérdida nos deja una dolorosa lección: la montaña, por hermosa que sea, también exige respeto, preparación y responsabilidad.
Hoy, su memoria nos invita a reflexionar. ¿Estamos verdaderamente conscientes de los riesgos cuando emprendemos este tipo de actividades? ¿Qué podemos hacer para prevenir que tragedias como esta se repitan?
La montaña no perdona imprudencias. Honremos la pasión de Paolo promoviendo una cultura de seguridad, preparación y conciencia entre quienes buscan explorarla. Porque detrás de cada ascenso, debe haber conocimiento, respeto y, sobre todo, responsabilidad.