Ireri Almonte, la voz michoacana en Telesur: entre la raíz y la resistencia hasta Venezuela

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Caracas, Venezuela, 2 de agosto del 2025.- En medio de ensambles multitudinarios de músicos y bailarines de toda América Latina, una mujer subió sola al escenario del Teatro Municipal de Caracas, el recinto cultural más importante de Venezuela. Lo hizo con una leona —instrumento tradicional mexicano de cuerda grave—, su voz y una loopstation. Fue Ireri Almonte, cantora michoacana, la única solista invitada a representar a México en el aniversario número 20 de Telesur, el canal contrahegemónico fundado por Fidel Castro y Hugo Chávez.

“Me pidieron cantar La Llorona con mi leona, como una canción emblemática de México”, cuenta Ireri. “Fue un reto enorme, porque mientras todos los países traían orquestas y grupos de hasta 20 músicos, yo era la única solista, sola con mi voz”.

A la gala, titulada “El nacimiento de un nuevo mundo”, llegaron representantes de Brasil, Argentina, Cuba, Bolivia, Venezuela y México. Hubo folklore del norte argentino, danza clásica cubana, agrupaciones de mujeres venezolanas como Mujer Tambor y la Orquesta de Venezuela. Ireri fue la única mexicana y la única artista que se presentó sin acompañamiento.

“No fue un espectáculo para estrellitas ni para rockstars. Telesur quiso reunir a cantoras y cantores populares, artistas que representaran la música de sus pueblos. Fue una celebración de la música tradicional del sur , no de la industria del entretenimiento”, remarca.

Aunque su participación estaba prevista solo para el concierto de gala, los días posteriores a su presentación se convirtieron en una cadena de oportunidades inesperadas. Aceptó quedarse unos días más en Caracas —“al menos para turistear un poquito”, dice—, y en ese lapso fue contactada por la agrupación venezolana Mujer Tambor. “Les gustó mucho lo que hice y me invitaron a grabar una canción con ellas”, relata con entusiasmo. “De esos días surgieron más invitaciones para colaborar con otros músicos y músicas de aquí”.

México, el loop y la visa

Este no ha sido el único reconocimiento reciente a la trayectoria de Ireri Almonte. En mayo, participó en la edición mexicana del Festival Internacional de Live Looping, una vitrina global para artistas que experimentan con tecnología en tiempo real. Fue allí donde el fundador del festival, originario de Santa Cruz, California, la escuchó por primera vez. “Al terminar mi presentación se acercó y me dijo: ‘quiero que vengas como artista principal de México a la sede central del festival en noviembre’”.

Sin embargo, el entusiasmo inicial se vio empañado por un obstáculo burocrático: Ireri no contaba con visa estadounidense. En un gesto de resiliencia y con el mismo empuje con el que ha construido su carrera, lanzó una convocatoria en redes sociales pidiendo apoyo. La respuesta fue inmediata: la Secretaría de Cultura la canalizó con la Secretaría del Migrante, que logró conseguirle una cita para la visa, a pesar de los largos plazos derivados de las políticas migratorias aún vigentes.

“Contra todo pronóstico, me dieron la cita. Ahora solo falta que me otorguen la visa. Si lo logro, en noviembre estaré en California, en el festival más importante del mundo de live looping, como artista principal representando a México”, celebra.

Reconocimientos y camino futuro
Además, Ireri está nominada a los Monster Music Awards como Mejor Artista Indie Woman, cuya ceremonia se celebrará en enero de 2026 en el Teatro Metropolitano. Este reconocimiento suma un peldaño más en la carrera de una artista que ha encontrado en la música popular, la raíz tradicional y la tecnología herramientas de resistencia, identidad y creación.

“Para mí, estar en Telesur fue un honor. Es el único medio con el que me siento representada, un canal que ha visibilizado las luchas de Latinoamérica y Palestina, lejos de las narrativas capitalistas y vendidas de los medios tradicionales”, afirma con contundencia.

Ireri Almonte busca la verdad sonora de su pueblo, la dignidad de lo tradicional, la fuerza de lo colectivo y el eco de lo justo. Desde Michoacán hasta Caracas, y de ahí —visa mediante— hasta California, su voz suena fuerte, profunda y libre.