El caso del pequeño Fernando, de solo 5 años, asesinado tras ser utilizado como “garantía” por una deuda de mil pesos, ha sacudido al país y evidenciado no solo la brutalidad del crimen, sino también las posibles fallas en la impartición de justicia en el Estado de México.
Sin embargo, ahora emerge una inquietante sospecha: “ya le llegaron al precio” a la madre de Fernandito, quien habría optado por silenciarse ante presiones o incentivos económicos que la alejaron de la lucha por justicia y transparencia en el caso.
Por “unos cuantos centavos”, como lamentablemente sucede con millones en nuestro país, la mujer habría vendido su dignidad, dejando en el aire la posibilidad de que se oculten las deficiencias y las irregularidades que pesan sobre las autoridades encargadas del proceso.
Fernando fue privado de la vida tras ser secuestrado presuntamente por un adeudo de mil pesos de su madre. Los tres presuntos responsables enfrentan cargos que podrían sumar hasta 140 años de prisión. Sin embargo, la batalla legal se ha complicado por la renuncia de la abogada que representaba a la familia y el silencio de la madre, que hasta hace poco buscaba justicia y claridad.
Más allá del terrible asesinato, el caso pone sobre la mesa la fragilidad de un sistema judicial que, en medio de presiones, intereses y dinero, podría dejar pasar fallas graves sin rendir cuentas. La madre de Fernandito, quien debería ser un símbolo de lucha, hoy representa para muchos un triste reflejo de cómo el poder y el dinero callan voces y sepultan verdades.
Mientras tanto, en las calles y en redes sociales, el clamor por justicia sigue vivo. Vecinos, familiares y defensores de derechos humanos exigen que no se permita que el silencio comprado tape un crimen ni las deficiencias del sistema que lo permitió.