En un giro inesperado que sacude la escena política nacional, Silvano Aureoles, exgobernador de Michoacán, brilló por su ausencia en la audiencia inicial programada este 20 de agosto en el Reclusorio Oriente. La Fiscalía General de la República (FGR) esperaba imputarle delitos graves como peculado y asociación delictuosa, pero solo su abogado se presentó, mientras Aureoles desaparece del radar.
La jueza Patricia Sánchez Nava había ordenado la presencia personal de Aureoles, advirtiendo que no acudir podría poner en riesgo la suspensión provisional que le había otorgado para evitar su detención. Sin embargo, la ausencia del exgobernador ha desatado un debate inmediato: ¿Está Silvano evadiendo a la justicia?
La FGR acusa a Aureoles de un presunto desfalco millonario más de 3 mil millones de pesos relacionados con contratos irregulares para la construcción de cuarteles policiales en Michoacán, contratos que nunca debieron haberse firmado y que involucran a la empresa Inmobiliaria DYF.
Mientras cuatro exfuncionarios ya enfrentan procesos legales, Aureoles permanece prófugo, desafiando al sistema y dejando a México pendiente de su próximo movimiento. ¿Un acto de estrategia legal o una fuga calculada?
Este episodio no solo pone en jaque la credibilidad del exgobernador, sino que también intensifica la lucha anticorrupción que la FGR ha emprendido contra la impunidad en altos cargos.
La pregunta que todos se hacen ahora: ¿Cuánto tiempo podrá Silvano Aureoles seguir desaparecido?