El reciente incidente en Mulegé, Baja California Sur, donde una pipa de gas quedó atrapada tras el colapso de la carretera debido a las fuertes lluvias, nos recuerda la fragilidad que enfrentan estas unidades en circunstancias adversas. Afortunadamente, en esta ocasión no hubo víctimas ni daños mayores, gracias a la rápida respuesta de las autoridades y la fortuna de evitar una tragedia.
Sin embargo, es imposible no evocar con respeto y pesar la explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa, Ciudad de México, un accidente que dejó una profunda huella en la memoria colectiva por las vidas perdidas y el impacto devastador en la comunidad. Aquella tragedia subrayó la importancia vital de la seguridad, el mantenimiento y la prevención en el manejo de este tipo de vehículos y materiales.
Mientras celebramos que en Mulegé se evitó lo peor, expresamos nuestras condolencias y solidaridad con las familias afectadas por incidentes pasados como el de Iztapalapa, recordándonos la urgente necesidad de seguir trabajando para proteger a nuestras comunidades frente a cualquier eventualidad.