Washington, D. C. — Con un gesto de confianza, Donald Trump recibió este lunes al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en la Casa Blanca y defendió su plan de 21 puntos como una oportunidad “real de lograr algo grande en Medio Oriente”.
El documento “aún en fase de borrador” plantea un cese inmediato de hostilidades, la liberación de todos los rehenes en 72 horas, un intercambio con más de 1 900 prisioneros palestinos, el desarme de Hamas y la instalación de una administración técnica palestina bajo supervisión internacional. El propio Trump encabezaría el organismo de transición
Netanyahu ha dicho que trabaja “de cerca” con Washington, pero sin comprometerse a aceptar todas las propuestas. En su discurso ante la ONU, reiteró que aceptar un Estado palestino sería “un suicidio nacional” para Israel, y reafirmó que su meta es derrotar a Hamas y recuperar a los rehenes.
El plan ha recibido apoyos y críticas. Emiratos Árabes Unidos lo respalda como vía hacia la estabilidad, mientras que sectores palestinos lo ven con escepticismo, acusando a Trump de favorecer los intereses israelíes.
En la Franja de Gaza, donde la guerra ha dejado más de 66 000 muertos y cientos de miles de desplazados, la gente vive entre la desesperanza y el anhelo de paz. “Trump quiere la Riviera en Gaza, no la paz”, dijo Mohammed Abu Rabee, de 34 años. Otros, como Hossam Abd Rab, de 55, expresan un optimismo cauteloso: “Queremos que esto termine, aquí ya no se puede vivir”.
El conflicto comenzó el 7 de octubre de 2023, con el ataque de Hamas que mató a 1 219 israelíes y dejó 251 secuestrados. De ellos, 47 permanecen en Gaza, 25 considerados muertos.
La comunidad internacional sigue presionando por un alto el fuego y un acuerdo duradero, pero la ofensiva israelí continúa.
