Morelia, Michoacán. – La versión restaurada de Sangre (2005), ópera prima del cineasta Amat Escalante, se proyectó en el marco del 23º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), como parte de la conmemoración por las dos décadas de su estreno mundial en el Festival de Cine de Cannes.
Con una sala completamente llena, Escalante compartió con el público anécdotas y reflexiones sobre el proceso de realización de su primera película, la cual fue filmada en formato súper 16, con recursos limitados y una estética marcada por los “errores” técnicos: tomas mal encuadradas, ruidos de fondo y un equipo reducido que también terminaba apareciendo en el sonido.
Sangre narra la vida rutinaria y asfixiante de Diego, un empleado de gobierno que vive con Blanca, su esposa, en una relación llena de silencios, celos y violencia cotidiana. La historia se desarrolla en Guanajuato, entre la monotonía y el desgaste emocional de una pareja común.
El director recordó que la cinta fue concebida sin guion formal ni actores profesionales, apostando por la intuición y la naturalidad de las personas elegidas por su apariencia o actitud. “En ese momento estaba muy influenciado por Notas sobre el cinematógrafo, de Robert Bresson, pero también por las telenovelas de la época, como Clase 406”, comentó entre risas.
Durante la charla, el equipo de producción compartió detalles del rodaje, como el hecho de que todo el arte de la película se realizó con apenas diez mil pesos, y que el final fue modificado sobre la marcha, reflejo del espíritu libre y experimental con el que se desarrolló el proyecto.
Escalante subrayó finalmente la importancia de abrazar los accidentes creativos y dejar que los símbolos que emergen durante el proceso guíen el rumbo de la película, una lección que —dijo— sigue aplicando en su cine hasta hoy.