La industria refresquera en México se prepara para una transformación significativa a partir de 2026, tras el acuerdo alcanzado con el Gobierno Federal que establece un nuevo esquema del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a las bebidas. El objetivo de esta medida es incentivar un consumo más saludable y reducir la ingesta de azúcar entre la población mexicana.
De acuerdo con lo aprobado por la Cámara de Diputados, las bebidas azucaradas o con alto contenido calórico mantendrán un IEPS de 3.08 pesos por litro, mientras que las bebidas sin azúcar o de bajo contenido calórico estarán sujetas a un gravamen reducido de 1.50 pesos por litro. Esta diferenciación busca premiar a las empresas que ofrezcan productos más saludables y al mismo tiempo desincentivar el consumo de refrescos tradicionales con altos niveles de azúcar.
El subsecretario de Salud, Eduardo Clark, explicó que el gobierno había planteado inicialmente aplicar el impuesto completo de 3.08 pesos a todas las bebidas calóricas; sin embargo, tras diversas negociaciones, se optó por mantener una tarifa menor para las versiones sin azúcar o con endulzantes bajos en calorías. “La intención es equilibrar la carga fiscal y fomentar la transición hacia productos más saludables sin afectar de manera excesiva al consumidor”, señaló.
Coca-Cola anuncia reducción del 30 % en calorías
Como respuesta directa a este nuevo marco fiscal, Coca-Cola México anunció que reducirá 30 % de las calorías en sus productos dentro del próximo año, comenzando con las presentaciones de mayor tamaño. La compañía adelantó que trabaja en reformulaciones y ajustes en sus procesos de producción para lograr que siete de cada diez litros producidos en el país tengan un menor contenido calórico.
Roberto Campa Cifrián, director de Asuntos Corporativos de FEMSA, empresa embotelladora de Coca-Cola, afirmó que la industria está comprometida con la salud de los consumidores y con la adecuación de sus productos a los nuevos lineamientos. “Estamos realizando un esfuerzo conjunto para que los refrescos tengan menos calorías por litro. Nuestro propósito es que las bebidas sin calorías cuesten menos que las equivalentes con azúcar, de modo que el consumidor perciba un beneficio real al elegir opciones más saludables”, expresó.
Además, las compañías del sector trabajarán con sus distribuidores y puntos de venta para que las bebidas light o cero sean más accesibles y atractivas en precio, favoreciendo la migración del público hacia alternativas con bajo o nulo contenido de azúcar.
Una estrategia conjunta por la salud pública
El nuevo esquema del IEPS forma parte de una estrategia integral impulsada por la Secretaría de Salud y la Secretaría de Hacienda para combatir la obesidad y la diabetes, enfermedades que afectan a millones de mexicanos. Con este ajuste, el gobierno busca no solo recaudar recursos, sino también promover cambios reales en los hábitos de consumo.
En este contexto, las empresas refresqueras se comprometieron a implementar campañas educativas, reformular productos y ampliar su portafolio de bebidas sin azúcar. Las autoridades, por su parte, aseguraron que se dará seguimiento a los resultados del programa y al impacto que estas medidas tengan sobre la salud pública.
Un cambio gradual en el mercado
Aunque la medida ha sido bien recibida por parte de sectores de salud pública, algunos especialistas advierten que la efectividad dependerá del cumplimiento real de las metas de reformulación y de que los precios de las versiones sin calorías sean efectivamente más bajos. En los últimos años, México ha figurado entre los países con mayor consumo de bebidas azucaradas, por lo que cualquier modificación en su precio o composición puede tener un impacto significativo en el mercado y en la salud colectiva.
El gobierno federal y la industria coinciden en que este acuerdo representa un paso importante hacia una economía más responsable y una sociedad más consciente de su alimentación. Las próximas etapas incluirán la supervisión del cumplimiento de la reducción calórica y la evaluación del impacto del IEPS diferenciado en los patrones de consumo nacional.