Refrescos sin calorías: ¿una opción saludable o solo una ilusión?

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En los últimos años, los refrescos sin azúcar o sin calorías se han vuelto una alternativa popular entre quienes buscan cuidar su salud sin renunciar al sabor dulce. Sin embargo, detrás de su aparente inocencia, estos productos generan cada vez más debate entre especialistas.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo frecuente de endulzantes artificiales —como el aspartame, la sucralosa o la stevia procesada— no garantiza beneficios a largo plazo y podría incluso alterar el metabolismo, aumentar el apetito o afectar la microbiota intestinal.

Por su parte, nutriólogos y médicos coinciden en que, aunque estas bebidas aportan menos calorías que las azucaradas, su consumo excesivo no es recomendable, sobre todo porque pueden mantener la dependencia al sabor dulce y desplazar opciones más saludables como el agua o los jugos naturales.

“No son inocuas. Pueden ser útiles para quienes buscan reducir el azúcar, pero no deben consumirse todos los días”, explica la nutrióloga Mariana Ávila, especialista en salud metabólica.

Las grandes marcas han apostado por versiones “zero” o “light” para responder a la demanda de productos bajos en calorías. Sin embargo, los expertos advierten que la mejor bebida sigue siendo el agua simple, acompañada de una alimentación equilibrada y actividad física regular.

En conclusión, los refrescos sin calorías no son una solución mágica: pueden ayudar a reducir el consumo de azúcar, pero no sustituyen un estilo de vida saludable.