El huracán Melissa ha marcado un nuevo capítulo en la historia meteorológica del Caribe tras alcanzar una intensidad sin precedentes. Con vientos sostenidos de hasta 295 kilómetros por hora, una presión central mínima de 892 milibares y precipitaciones acumuladas récord, el fenómeno ha sido catalogado por organismos internacionales como uno de los ciclones más poderosos registrados en el Atlántico.
De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC), Melissa tocó tierra en la costa occidental de Jamaica la madrugada del lunes como un huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson. Su intensidad lo ubica entre los diez huracanes más fuertes jamás registrados en el hemisferio occidental.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que el sistema rompió marcas previas de velocidad del viento y presión mínima en la región, superando los valores históricos registrados por el huracán Gilbert en 1988, también en Jamaica.
El fenómeno, que se formó el 21 de octubre al sur del mar Caribe, se intensificó rápidamente sobre aguas con temperaturas superiores a los 30 °C, una condición que favoreció su rápida evolución. En menos de 48 horas pasó de tormenta tropical a huracán mayor, una muestra del patrón de “rápida intensificación” que preocupa a la comunidad científica en el contexto del calentamiento global.
Impacto en Jamaica y el Caribe
Melissa tocó tierra cerca de la localidad de New Hope, en el oeste de Jamaica, con un desplazamiento lento que agravó los daños por viento, oleaje y lluvias prolongadas. Las autoridades reportaron interrupciones masivas del servicio eléctrico, caída de árboles y afectaciones severas en la red vial.
El Servicio Meteorológico de Jamaica informó que las precipitaciones acumuladas podrían alcanzar entre 380 y 760 milímetros, con máximos puntuales cercanos a 1 000 milímetros en zonas montañosas. Estas cifras representan un riesgo extremo de inundaciones y deslizamientos de tierra.
El primer ministro jamaicano, Andrew Holness, declaró el estado de emergencia nacional y señaló que los equipos de rescate trabajan para evacuar comunidades aisladas. “Nuestra prioridad es proteger vidas humanas y restablecer los servicios esenciales lo antes posible”, afirmó en conferencia de prensa.
En tanto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) activó mecanismos de emergencia para garantizar el funcionamiento de hospitales y centros médicos ante posibles interrupciones en el suministro de agua y energía.
Trayectoria y previsiones
Según los modelos de pronóstico del NHC, el huracán continuará desplazándose hacia el norte-noreste, afectando el oriente de Cuba y posteriormente las Bahamas, aún con categoría 4. Se prevé que el sistema mantenga una intensidad alta durante al menos 36 horas más antes de debilitarse gradualmente al ingresar al Atlántico abierto.
La Defensa Civil de Cuba emitió alertas de huracán para las provincias orientales y organizó evacuaciones preventivas en áreas costeras. En Bahamas, las autoridades han dispuesto refugios temporales y reforzado la red eléctrica ante la posible llegada del ciclón.
Causas meteorológicas y contexto climático
Expertos del Instituto de Meteorología del Caribe (CIMH) señalaron que Melissa es un ejemplo extremo de la influencia del cambio climático en la intensidad de los huracanes tropicales. Las altas temperaturas del océano, el contenido de calor en las capas superiores del mar y la baja cizalladura del viento crearon las condiciones perfectas para su rápida intensificación.
El meteorólogo Dr. Leon Walters, del CIMH, explicó que “la energía disponible en la superficie marina este año ha sido excepcionalmente alta. Si bien la trayectoria de Melissa sigue un patrón clásico, su fuerza es resultado directo de un océano más cálido de lo habitual”.
Investigaciones de la OMM respaldan esta afirmación: en las últimas dos décadas, la temperatura media del mar Caribe ha aumentado alrededor de 0.8 °C, lo que incrementa la frecuencia y severidad de huracanes de gran magnitud.
Situación humanitaria y respuesta internacional
La Cruz Roja Internacional y agencias de Naciones Unidas ya se encuentran coordinando asistencia humanitaria para Jamaica. Los principales desafíos en este momento son el acceso a zonas incomunicadas, la provisión de agua potable y la atención médica a comunidades aisladas.
Más de un tercio de los usuarios del sistema eléctrico jamaiquino se encuentran sin energía, y los reportes preliminares indican que el 60 % de la red de telecomunicaciones presenta fallas. Aeropuertos, puertos marítimos y escuelas permanecerán cerrados hasta nuevo aviso.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció el envío de suministros y equipos logísticos para apoyar las labores de emergencia. “La magnitud de este evento requiere una respuesta coordinada entre gobiernos y organismos internacionales”, señaló su representante regional, Ana María Andrade.
Aunque se espera que Melissa pierda fuerza al internarse en el Atlántico norte, los expertos advierten que el Caribe podría enfrentar una temporada ciclónica prolongada, con condiciones oceánicas que continúan favoreciendo la formación de sistemas tropicales de alta intensidad.
La experiencia de Melissa reabre el debate sobre la necesidad de fortalecer la infraestructura resiliente al clima extremo, mejorar los sistemas de alerta temprana y promover políticas regionales de adaptación ante los efectos del calentamiento global.
Con sus cifras récord de viento, presión y lluvia, el huracán Melissa no solo pasará a la historia por su fuerza, sino también por el desafío que impone a las estrategias de prevención y respuesta frente a los desastres naturales en el Caribe.



















