La inminente llegada desde Canadá de José Luis Villalón Torres “el marino” acusado por el asesinato de Alexander, un joven de 16 años, se ve empañada por el profundo terror de su familia. A pesar de que Issis Nínive Ortiz, madre de Alexander, asegura que la carpeta de investigación está bien fundamentada con pruebas suficientes para vincularlo al proceso, el miedo paralizante es que un juez mexicano decida lo contrario y lo deje en libertad, poniendo en peligro inmediato su vida y la de sus hijos.
La madre ha hecho un llamado desesperado al Poder Judicial, incluyendo al juez Hugo Gama, para que revisen el caso con la debida diligencia, conscientes de que el agresor es violento y tiene antecedentes penales graves, incluyendo presuntos vínculos con grupos delictivos. La situación es crítica: si el individuo es liberado, la familia teme ser blanco de represalias fatales, ya que el acusado ya había amenazado a la víctima antes del asesinato.
Aunque la Fiscalía ha brindado apoyo y el caso está ahora en manos de la FGR, la familia se siente vulnerable ante la discrecionalidad judicial. Su lucha no es solo por la justicia para Alexander, sino por su propia supervivencia, exigiendo que no se permita que este crimen quede impune ni que el asesino regrese a las calles para cumplir sus amenazas.



















