En un giro que reaviva una de las investigaciones más emblemáticas y polémicas de la historia reciente de México, autoridades federales detuvieron en Tijuana a Jorge Antonio Sánchez Ortega, exagente del extinto Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), identificado desde los años noventa como presunto “segundo tirador” en el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, ocurrido el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas.
De acuerdo con reportes periodísticos y fuentes federales, la aprehensión fue ejecutada por elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) en inmediaciones de la colonia Los Reyes, donde Sánchez Ortega fue ubicado tras una orden de captura vigente. Tras su detención, fue trasladado a instalaciones federales para realizarle certificación médica y proceder con su puesta a disposición ante la autoridad judicial.
Una detención que revive viejas heridas
Esta es la segunda vez que Sánchez Ortega es detenido por su presunta implicación en el magnicidio. En 1994 fue asegurado por presentar residuos de pólvora en las manos y portar una chamarra con manchas de sangre de Colosio. Pese a esos indicios, fue liberado debido a inconsistencias en el proceso.
En esta nueva etapa, la FGR sostiene que cuenta con elementos adicionales que podrían sostener la hipótesis de que Sánchez Ortega participó como responsable de un disparo distinto al de Mario Aburto Martínez, único sentenciado por el asesinato. La Fiscalía ha señalado reiteradamente que esta línea de investigación es clave para esclarecer si el crimen fue obra de un solo individuo o parte de un operativo más amplio con múltiples actores.
La detención abre de nuevo un expediente histórico que por décadas ha sido objeto de dudas, controversias, teorías y reclamos de justicia.