La marcha de la llamada “Generación Z”, realizada este 15 de noviembre en diversas ciudades de México, obtuvo gran visibilidad gracias a la participación en redes de varios influencers y figuras públicas. Entre los nombres más señalados se encuentran Carlos Bello, Chumel Torres, Pablo Olivera y Joaquín Cosío, quienes difundieron mensajes o expresaron respaldo. La movilización, sin embargo, estuvo marcada por acusaciones oficiales de desinformación, dudas sobre su origen y una asistencia en campo distinta a la proyectada en redes.
Influencia digital y respaldo público
La convocatoria a la marcha del 15 de noviembre circuló intensamente en plataformas como X, TikTok e Instagram durante las semanas previas. Entre los creadores más mencionados por autoridades y medios se encuentra Carlos Bello, señalado como uno de los impulsores digitales de la movilización y citado en reportes oficiales que lo vinculan a la articulación de mensajes en redes.
Otro nombre destacado fue Chumel Torres, creador de contenido y comunicador, quien reaccionó públicamente a la marcha y emitió mensajes que incrementaron la visibilidad del movimiento, especialmente entre audiencias jóvenes y politizadas. Por su parte, Pablo Olivera, anfitrión de “Morros Podcast”, participó en entrevistas y transmisiones donde comentó la movilización, advirtió sobre posibles manipulaciones digitales y mencionó su definición personal respecto a asistir.
A estos nombres se sumó el actor Joaquín Cosío, quien hizo un llamado directo a unirse a la marcha, argumentando motivos de protesta y memoria social. Su participación fue ampliamente retomada por usuarios y medios, lo que reforzó su posicionamiento como una de las voces públicas de mayor proyección en relación con el evento.
Asimismo, la cuenta colectiva identificada como “Generación Z”, señalada por autoridades como reactivada durante octubre y noviembre, difundió videos, transmisiones y publicaciones que promovieron la convocatoria. Sus contenidos circularon de forma viral, principalmente en TikTok.
Apoyo político y amplificación externa
Además de influencers, la movilización recibió eco de personajes con trayectoria política, incluidos exfuncionarios y empresarios que publicaron mensajes de respaldo o invitación a asistir. Aunque no todos son “influencers” en sentido estricto, su relevancia pública contribuyó a ampliar la conversación digital y generar interpretaciones sobre el trasfondo político del movimiento.
En paralelo, el gobierno federal acusó que la convocatoria formó parte de una “campaña de desinformación” con participación de cuentas automatizadas, influencers y actores privados, señalando incluso un posible financiamiento externo. Estas declaraciones incrementaron el nivel de atención y controversia en torno a la marcha.
Desarrollo de la marcha y presencia en campo
Durante la jornada del 15 de noviembre, la marcha avanzó desde el Ángel de la Independencia hacia Palacio Nacional, donde se registraron incidentes protagonizados por un grupo de jóvenes encapuchados que realizaron actos de disturbio. La cobertura en terreno reveló transmisiones en vivo de diversos creadores no necesariamente identificados por nombre, así como videos de asistentes portando banderas —entre ellas, la del anime One Piece, adoptada como símbolo informal del movimiento online—.
La presencia demográfica en campo fue uno de los puntos más comentados. A pesar de que la convocatoria digital se atribuyó principalmente a la “Generación Z”, reportes en sitio señalaron que el contingente incluía una proporción considerable de personas de más de 30 años, lo que abrió un debate sobre la representatividad real del movimiento y sobre la diferencia entre su identidad en redes y su composición al momento de marchar.
Una movilización atravesada por dudas y disputas narrativas
El contraste entre la masiva actividad digital previa y la asistencia reportada en las calles alimentó cuestionamientos sobre la autenticidad del movimiento. Mientras autoridades insistieron en que existió una estructura de promoción coordinada, algunos jóvenes que se identifican con la Generación Z defendieron la legitimidad de sus reclamos y rechazaron la idea de ser parte de una campaña artificial.
El papel de influencers y creadores de contenido resultó determinante: no sólo amplificaron la convocatoria, sino que también (en varios casos) se convirtieron en protagonistas del debate sobre la posible instrumentalización política de la juventud y la capacidad de las redes para moldear la percepción de una movilización.
La marcha de la “Generación Z” del 15 de noviembre dejó al descubierto un escenario complejo donde convergen participación juvenil, influencia digital, disputas políticas y narrativas contrapuestas. Mientras algunos creadores impulsaron la visibilidad del movimiento, otros advirtieron sobre riesgos de manipulación y discursos coordinados. Con los acontecimientos aún en evaluación, la movilización se perfila como un caso emblemático del papel que tienen los influencers y las plataformas sociales en la dinámica política contemporánea de México.



















