Un análisis de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), confirmó evidencia que vincula el uso prolongado de anticonceptivos orales con un aumento significativo en el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino, especialmente entre mujeres que los emplean por más de cinco años.
La Organización Mundial de la Salud, a través de la IARC, presentó una evaluación reciente que integra estudios epidemiológicos sobre el impacto de los anticonceptivos orales en la salud reproductiva. Según el informe, las mujeres que utilizaron la píldora anticonceptiva entre cinco y nueve años presentaron casi tres veces más probabilidades de desarrollar cáncer de cuello uterino en comparación con quienes nunca la usaron. El riesgo aumentó aún más entre mujeres con más de diez años de uso, alcanzando una probabilidad hasta cuatro veces mayor.
De acuerdo con especialistas de la IARC, el virus del papiloma humano (VPH) continúa siendo el principal factor causal de este tipo de cáncer; sin embargo, los anticonceptivos hormonales pueden actuar como un cofactor que favorece la progresión de lesiones precancerosas. Señalan que la interacción entre cambios hormonales prolongados y la persistencia del VPH podría explicar el incremento en el riesgo observado en distintos estudios poblacionales.
Personal médico y organizaciones internacionales de salud resaltan que el hallazgo no pretende desalentar el uso de anticonceptivos orales, los cuales ofrecen beneficios ampliamente documentados en planificación familiar y control reproductivo. No obstante, recomiendan evaluar la duración del uso y mantener un seguimiento regular con profesionales de salud para valorar métodos alternativos cuando sea necesario.
En este contexto, la OMS reiteró la importancia de la detección oportuna. “Es crucial asistir a las citas de detección precoz, como la prueba de Papanicolaou, ya que pueden detectar cualquier cambio antes de que se convierta en cáncer”, señaló la Organización en su comunicado más reciente. La institución subraya que los programas de tamizaje siguen siendo una de las herramientas más efectivas para reducir la mortalidad por esta enfermedad.
Especialistas en oncología ginecológica indican que la combinación entre vacunación contra el VPH, pruebas periódicas de Papanicolaou y asesoría médica individualizada constituye la estrategia más sólida para prevenir el cáncer cervicouterino, más allá de los factores asociados al uso de anticonceptivos.
El nuevo análisis de la IARC refuerza la necesidad de equilibrar los beneficios de la anticoncepción hormonal con los posibles riesgos derivados de su uso prolongado. Las autoridades sanitarias llaman a fortalecer la vigilancia médica y las pruebas de detección para garantizar diagnósticos tempranos y disminuir el impacto del cáncer de cuello uterino en la población.


















