La investigación sobre el homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, continúa revelando elementos que apuntan a presuntas omisiones y posibles actos de complicidad dentro de su propio esquema de seguridad. La Fiscalía de Michoacán confirmó que varios policías asignados como escoltas fueron detenidos por omisión, luego de que surgieran indicios de una coordinación anómala previa al ataque.
De acuerdo con la carpeta de investigación, existían instrucciones claras dentro de un grupo operativo que daba seguimiento detallado a los movimientos del alcalde: rutas que utilizaba, horarios y actividades públicas. Estos patrones levantaron sospechas sobre la actuación de los agentes responsables de protegerlo.
Una de las primeras señales de alerta surgió por parte de Juan Manzo, hermano del alcalde, quien afirmó que la noche del crimen los escoltas insistieron en que regresara al lugar donde posteriormente fue atacado. Según su testimonio, le pidieron volver al menos tres veces, asegurando que había personas interesadas en tomarse fotografías con él.
Las dudas se incrementaron al confirmarse que el dispositivo de seguridad incluía 26 elementos perimetrales, un despliegue inusual que, lejos de prevenir el ataque, no logró evitar que el agresor se acercara y ejecutara el disparo fatal.
A ello se suma otro señalamiento: los escoltas presuntamente dispararon cuando el atacante ya estaba neutralizado, lo que abre la posibilidad de un uso excesivo de la fuerza o, incluso, de un intento por alterar la escena. Esta línea de investigación también fue mencionada por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, quien informó que tras el sometimiento del agresor —identificado como Víctor Manuel ‘N’, de 17 años— solo habría ocurrido un disparo posterior.
Paralelamente, las autoridades profundizan en el rol de Jorge Armando ‘N’, alias El Licenciado, señalado como presunto autor intelectual del ataque. Él habría operado bajo órdenes de Ramón Ángel Álvarez Ayala, alias El R1, líder de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación con presencia en Michoacán.
De acuerdo con el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, fue El R1 quien instruyó el homicidio, mientras que El Licenciado coordinó la logística, asignó roles a los participantes y dirigió la ejecución del ataque. Esta estructura operaba mediante comunicación constante en grupos de mensajería, donde se enviaban ubicaciones, videos y directrices.
Tras su captura en Morelia, El Licenciado fue trasladado al penal federal del Altiplano, resguardado por un dispositivo integrado por el Ejército, Guardia Nacional y la Fiscalía estatal.
La investigación continúa activa y se esperan nuevas detenciones, mientras crece la presión pública para esclarecer el papel de los escoltas y los posibles nexos internos que permitieron el ataque contra el alcalde.



















