Estados Unidos ha activado un despliegue militar en la región del Caribe, una medida que analistas atribuyen a la estrategia del expresidente Donald Trump para aumentar la presión sobre Nicolás Maduro y el régimen venezolano.
El operativo incluye el envío de tropas, aviones de combate y embarcaciones, algunos ya posicionados cerca de islas clave del Caribe. Según fuentes oficiales, el objetivo principal es ejercer control estratégico en rutas marítimas críticas.
El despliegue también puede interpretarse como un mensaje simbólico —además de operativo—: demostrar poderío militar y la capacidad de Estados Unidos para intervenir en zonas cercanas a Venezuela, con el fin de desincentivar movimientos gubernamentales y económicos vinculados al régimen venezolano.
Por su parte, analistas consideran que la decisión puede tener un alto costo diplomático, ya que podría provocar escalamiento de tensiones entre Washington y Caracas, especialmente si se percibe como una amenaza directa hacia la soberanía de Venezuela.
Hasta el momento, el gobierno de Maduro no ha emitido una respuesta oficial contundente, aunque existen alertas por parte de aliados del régimen sobre una posible provocación militar que podría desestabilizar aún más la ya frágil situación política y económica del país.
