¿Cansancio aunque duermas bien? Lo que se sabe sobre el síndrome de fatiga crónica en México

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El síndrome de fatiga crónica (SFC), también conocido como encefalomielitis miálgica (EM/SFC), es un trastorno que provoca agotamiento persistente incluso después de dormir adecuadamente. Aunque no tiene una causa única identificada, especialistas en salud advierten que su identificación temprana es clave para mejorar la calidad de vida de quienes lo presentan.

Un padecimiento poco diagnosticado

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el SFC se caracteriza por una fatiga intensa que dura más de seis meses y no mejora con el descanso. Las personas afectadas también pueden experimentar dolor muscular, dificultad para concentrarse, sueño poco reparador y malestar general después de actividades físicas o mentales que antes se toleraban sin problema.

En México, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) ha señalado que el padecimiento puede confundirse con trastornos del sueño o estrés crónico, lo que dificulta su detección. La falta de un biomarcador específico hace que el diagnóstico se base principalmente en la exclusión de otras enfermedades.

¿Qué causa el síndrome?

Organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayan que aún no existe un origen definitivo. Sin embargo, algunas investigaciones han asociado el SFC con infecciones virales previas, alteraciones inmunológicas, trastornos endocrinos y factores ambientales.

La doctora María Fernanda Ríos, especialista en medicina interna del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, señaló en una conferencia reciente que el síndrome “puede estar relacionado con una respuesta alterada del sistema inmunológico, que mantiene al organismo en un estado de fatiga constante, incluso si el descanso es adecuado”.

Impacto en la vida diaria

El SFC puede limitar actividades cotidianas, laborales y sociales. En casos moderados o severos, las personas experimentan dificultades para mantenerse activas durante el día y requieren periodos prolongados de descanso.

Según datos recopilados por los CDC, entre el 25% y el 50% de los pacientes pueden ver afectada su capacidad para trabajar o estudiar, lo que convierte al síndrome en un problema de salud pública con impacto social y económico.

Tratamientos y manejo

Aunque no existe una cura definitiva, las instituciones de salud recomiendan un enfoque integral que incluya seguimiento médico, ajustes en rutinas de actividad física, apoyo psicológico y estrategias de manejo del sueño. El tratamiento varía según los síntomas predominantes en cada persona.

La OMS señala que la combinación de terapias de apoyo y hábitos de autocuidado puede ayudar a mejorar la funcionalidad, aunque destaca la importancia de evitar la automedicación y consultar a profesionales de la salud.

Perspectiva

En México, especialistas señalan la necesidad de incrementar la difusión de información sobre el síndrome y promover su investigación para desarrollar mejores estrategias diagnósticas y de tratamiento. La identificación oportuna continúa siendo uno de los principales retos.