Diversas instituciones médicas y de salud pública han documentado los riesgos asociados al uso de cigarrillos electrónicos. Aunque se promueven como una alternativa “menos dañina” frente al tabaco tradicional, estudios recientes confirman afectaciones en el sistema respiratorio, cardiovascular y neurológico, así como un alto potencial adictivo.
Los daños que provoca el vapeo según la evidencia científica
- Afectaciones respiratorias
Investigaciones realizadas por organismos como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y asociaciones especializadas en salud pulmonar sostienen que el aerosol del vapeo contiene partículas ultrafinas, sustancias irritantes y compuestos químicos capaces de dañar las vías respiratorias.
Entre los efectos reportados se encuentran: irritación pulmonaria, dificultades para respirar, incremento de tos, presencia de sibilancias y riesgo aumentado de enfermedades como bronquitis y EPOC. En estudios poblacionales recientes, se detectó una asociación entre el uso habitual de vapers y un mayor desarrollo de enfermedades respiratorias crónicas.
- Riesgos cardiovasculares
Autoridades médicas en Estados Unidos y Europa han advertido que la nicotina presente en la mayoría de los dispositivos provoca aumentos en la presión arterial y frecuencia cardíaca, lo que supone un riesgo directo para el corazón.
Estudios financiados por institutos nacionales de investigación en salud han demostrado que el vapeo deteriora la función de los vasos sanguíneos y puede favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares, especialmente en usuarios jóvenes o en personas con factores de riesgo previos.
- Afectaciones al cerebro y riesgo de adicción
La nicotina es altamente adictiva, y el uso repetido de cigarrillos electrónicos puede generar dependencia en periodos cortos.
Equipos de investigación en neurodesarrollo señalan que en adolescentes y adultos jóvenes (cuyo cerebro aún está en formación) la exposición a la nicotina puede alterar procesos relacionados con la atención, memoria, toma de decisiones y control de impulsos. Además, se ha observado que los usuarios frecuentes de vapeadores pueden transitar con mayor probabilidad hacia el consumo de tabaco tradicional.
Impacto en la salud bucal y general
Asociaciones de salud bucodental han identificado efectos como irritación de encías, inflamación, resequedad oral y mayor prevalencia de caries debido a los compuestos presentes en el aerosol.
Diversos análisis de laboratorio también han detectado la presencia de metales pesados y compuestos tóxicos en los líquidos y dispositivos, los cuales pueden contribuir a daños sistémicos a largo plazo.
Opinión de las autoridades sanitarias
En México, la autoridad reguladora sanitaria ha reiterado que los vapeadores representan un riesgo comparable al de otros productos inhalados que contienen sustancias adictivas o tóxicas. Organismos internacionales de salud coinciden en que, aunque los niveles de ciertos químicos pueden ser menores que en el cigarro convencional, no existe evidencia suficiente que permita considerar estos dispositivos como seguros.
El cuerpo de evidencia disponible indica que el vapeo no es una práctica inocua. Su uso implica riesgos comprobados para los pulmones, el sistema cardiovascular y el cerebro, además de un alto potencial de adicción. Las autoridades sanitarias recomiendan evitar su consumo, especialmente entre jóvenes, mujeres embarazadas y personas con condiciones respiratorias o cardíacas.



















